La gaviota (Caballero): 11
Capítulo IX 11 Pág. 11 de 33 La gaviota (Caballero) Fernán Caballero Un mes después de las escenas que acabamos de referir, Marisalada se hallaba con notable alivio y no demostraba el menor deseo de volverse con su padre. Stein estaba completamente restablecido. Su índole benévola, sus modestas inclinaciones, sus naturales simpatías le apegaban cada día más al pacífico círculo de gentes buenas, sencillas y generosas en que vivía. Disipábase gradualmente su amargo desaliento y su alma revivía y se reconciliaba cordialmente con la existencia y con los hombres. Una tarde, apoyado en el ángulo del convento que hacía frente al mar, observaba el grandioso espectáculo de uno de los temporales que suelen inaugurar el invierno. Una triple capa de nubes pasaba por cima de él, rápidamente impelida por el vendaval. Las más bajas, negras y pesadas parecían la vetusta cúpula de una ruinosa catedral que amenazase desplomarse. Cuando caían al suelo...
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