Las inquietudes de Shanti Andía: 039
none Pág. 039 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro segundo Pío Baroja Cepeda era naturalmente tímido con su dinero; Menchaca le impulsó a los negocios y los dos ganaron millones. El uno completaba al otro. Menchaca era el hombre de iniciativa y de brío, el que concebía los proyectos; Cepeda resolvía los detalles y las dificultades prácticas. Menchaca, cuando se instaló en Cádiz, tuvo la veleidad de poner casa a una muchacha de Puerto Real, y de pasear con ella en coche y regalarla trajes y joyas. Entonces fue cuando se comenzó a hablar de que Hortensia se entendía con el socio de su marido, con Cepeda. Yo nunca lo creí. Menchaca era, como te he dicho, un exaltado, casi un loco, y al oír que su mujer le engañaba, se enamoró de ella nuevamente. Menchaca ya era viejo. Tendría cerca de cincuenta años, y un hombre de cincuenta años que se enamora es como el caballo de un coche simón que se desboca. Menchaca abandonó a la muchacha de Puerto Real...
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