Las inquietudes de Shanti Andía: 050
none Pág. 050 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro segundo Pío Baroja Yo quedé asombrado, perplejo, sin saber qué contestar. El Morito me sacó del apuro, porque se acercó a decirme que venía alguien por la acera. Pasó el transeúnte y seguimos hablando Dolores y yo. Al día siguiente me esperaría en una casa próxima, que tenía una puerta a otra calle, por donde yo entraría. Se cerró la persiana, le avisé al Morito que nos íbamos y me fui a la fonda. No pude dormir en toda la noche. Realmente yo no estaba enamorado, porque discurría fríamente, con tranquilidad completa. Veía que me jugaba mi porvenir. Mis relaciones con Dolores se averiguarían en seguida, por muchas precauciones que tomáramos, y don Matías me echaría a la calle en cuanto se enterara. A veces se me ocurría la idea de marcharme al barco y encerrarme allí, pero me parecía vergonzoso. Por la mañana, después de una noche de insomnio, me decidí a seguir la aventura. Estaba...
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