Las inquietudes de Shanti Andía: 065
none Pág. 065 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro tercero Pío Baroja Por la tarde, después de almorzar, el capitán iba a Elguea y volvía por la playa despacio. Muchas veces se quedaba entre las rocas hasta el anochecer. La chica apenas aparecía en el pueblo; el criado trabajaba en el campo, y los domingos iban los tres al faro de las Ánimas, pues se trataban con el torrero y su familia. La mujer de la taberna añadió que al principio decían que Mary, la hija del capitán, era débil; pero que con aquella vida al aire libre se estaba haciendo una muchacha muy robusta. Todos estos datos contribuyeron a hacerme creer que aquella gente era bastante misantrópica y extraña. Después de almorzar y descansar en la venta, me fui por el borde de las dunas adelante. Serían las cuatro y media cuando vi al capitán y a su hija, que volvían hacia su casa, por la playa. Él iba despacio; ella corría, tiraba piedras, gritaba. La subida por la cuesta de los...
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