Las inquietudes de Shanti Andía: 142
none Pág. 142 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro séptimo Pío Baroja -Vamos al pueblo -dijo Ugarte- a ver si encontramos algo que comer. El cielo estaba despejado y lleno de estrellas, los charcos, helados; el suelo, endurecido por la escarcha. El viento frío soplaba con fuerza. Nos acercamos a la aldea. Era ésta de pocas casas. Los perros ladraban en el silencio de la noche. Pasamos por delante de una casita pobre con dos ventanas iluminadas. Decidimos que Allen entrara a comprar un poco de pan. Allen volvió en seguida, diciendo que no había nadie. -¿No hay nadie? -exclamó Ugarte-. Pues mejor. Y entró y volvió al poco rato con un pan y un trozo de cecina. Estábamos convertidos en ladrones vulgares. Ugarte se dirigió al puerto. -Pero ¿a qué vamos por aquí? ¿No es mejor ir a la playa? -dije yo. -Haremos una intentona -contestó él. Llegados al puerto, se dirigió a un quechemarín que estaba atado a una argolla y ‘bajó a él. -No hay...
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