Las mil y una noches:706
Las mil y una noches - Tomo IV Y cuando llegó la 739ª noche de Anónimo Y CUANDO LLEGO LA 739ª NOCHE Ella dijo: "... Y en el pedestal de bronce vió la lámpara encendida. Y tendió la mano y la cogió. Y vertió en el suelo el contenido, y al ver que inmediatamente quedaba seco el depósito, se la ocultó en el pecho, sin temor a mancharse el traje. Y bajó de la terraza y llegó de nuevo al jardín. Libre entonces de su preocupación, se detuvo un instante en el último peldaño de la escalera para mirar al jardín. Y se puso a contemplar aquellos árboles, cuyas frutas no había tenido tiempo de ver a la llegada. Y observó que los árboles de aquel jardín, en efecto, estaban agobiados bajo el peso de sus frutas, que eran extraordinarias de forma, de tamaño y de color. Y notó que, al contrario de lo que ocurre con los árboles de los huertos, cada rama de aquellos árboles tenía frutas de diferentes colores. Las había blancas, de un blanco transparente como el...
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